miércoles, 22 de octubre de 2008

Última Patrulla Antártica - Año 1969



1969 - 31 de octubre – 2008

Fecha de Salida de la Base Esperanza: 22 de julio de 1969 – 08,25 hs

Fecha de Regreso a la Base Esperanza: 31 de Octubre de 1969 – 10,00 hs

El Regreso

(Relato sintetizado)

Última Patrulla

De mi Diario Personal





Después del temporal de viento y nieve, despejando la entrada de la carpa petiza.
Solamente sentado o acostado, ¡¡¡Qué confort!!!


Última Patrulla
2da parte - El Regreso

Habiamos salido de la Base de Ejército Esperanza, el día 22 de julio de 1969, a las 08,25 horas, y habíamos llegado al Cerro Olga, previo paso por el Refugio General Martín de Güemes, cruzar la Bahía Dusse, que se encontraba congelada y pernoctar una noche en el Refugio “Cristo Redentor”, el día 25 de julio, y hasta el día 25 de agosto, en que dimos por finalizada nuestra tarea de Geodesia astronómica, y determinación de un punto trigonométrico por este medio.

(Datos extraido de mi Diario Personal, que me acompañó durante toda la invernada 1969)


24 de agosto de 1968

“Se finaliza la observación geodésica con todos los programas de lecturas de estrellas, ha comenzado a soplar a la 01,00 horas un fuerte viento, y cada ves es más fuerte, razón por la que la lecturas se prolongaron más de lo previsto, tomamos un poco de café caliente, que buena falta nos hacía y seguimos con el trabajo de levantar campamento, el viento incrementa su velocidad según pasan los minutos, el “vientómetro” (aparato para medir el viento y que nunca me acostumbré a llamarlo como corresponde, en razón de llamarlo mal) , la aguja golpeaba con fuerza al final de la escala que medía 320 km/h, los cristales de hielo al golpear en la cara y la vist, lastiman y producen un dolor lacerante.

El piso de la carpa que era de madera y esterillas de maderas,( invento de Carrión y el Manco Alfonso dos bravos antárticos, que tenían mucha experiencia y oficio en el arte de tratar con el mal genio de la Antártida, para que pudiéramos estar un poco mejor), a pesar de tener peso encima, una ráfaga lo arrebato de nuestras manos cuando estábamos aparcando sobre el trineo, voló por el aire como si fuera una pluma y en segundo desapareció de nuestra vista.”

Esta patrulla, continuó con su misión, llegó al Cerro Olga el día 25 de julio y estuvo en él hasta el día 25 mes de agosto, a las 11.45 horas, en que la patrulla se dirige rumbo al refugio General Martín de Güemes totalizando un total de 31 días.

Soportando muy bajas temperaturas, temporales, roturas de carpas, “dispersión de instrumentos, más allá de los 200 metros”, blanqueos, vientos con ráfagas superiores a los 320 Km por hora, y toda la gama de inclemencias meteorológicas que nuestra querida Antártida tiene a su disposición y en ese sentido, fue muy generosa, “Les tiró con todo”.

Regresaron por el Cordón montañoso del Monte Taylor, - ya que por lo avanzado de la época, no se podía cruzar nuevamente la bahía “Dusse”-, lo que permitiría tomar la misma ruta a la inversa, hacía el refugio Güemes, ésta, se observaba desde lo alto de la cordillera muy “gomosa” o con manchas de “agua nieve” en su superficie. Por lo que deciden tomar otra ruta de alternativa y que los lleve al refugio “Independencia” y de ahí al refugio Güemes.

Después de soportar un fuerte temporal que los mantuvo detenidos 3 días, lo que les imposibilitaba encontrar la ruta apropiada para el regreso, e impedidos de cruzar un campo de enormes grietas y armar carpas, (dormían en las cabinas de los “Snot – Cat”, que por supuesto, muy cómodas no son).

Llegan al Refugio “Independencia Argentina”, (63º27´ de latitud Sur y 57º10´ de longitud Oeste) el día 28 de agosto a las 13,00 horas.





Vivac, al pié del Co “Olga”. Al fondo portillo que conduce a la Base Chilena Gral Bernardo O´Higgins.
Esta señalizado con banderolas por que es zona de grietas









Continuando con mi Diario Personal

“25 de agosto. Hs. 11,45, emprendemos el regreso al refugio Güemes, no es posible realizar el mismo camino de vuelta, ya que la bahía se observa desde lo alto muy peligrosa, grandes manchas oscuras que denotan agua nieve sobre su superficie, por las altas temperaturas que se han venido dando y también por lo avanzado de la fecha, trataremos de ir por Continente a través del cordón montañoso del Monte Taylor y llegar al refugio Independencia y de ahí al Refugio Güemes. y si el tiempo lo permite llegar en una sola jornada.

Matheu, hace de navegante. Rumbo 90º (E) no puede encontrar el paso y fuimos por otro lado, 16,30 horas. Pasamos una grieta madre, casi nos quedamos fondeados.

Convencido de que erramos el camino, iniciamos el regreso para retomar el camino y no fue posible sortear esa enorme grieta que encontramos, se pusieron los tablones pasa grietas, pero fue en vano.

El vehículo guía, - el mío -, con Matheu de chofer, metió todo el pontón derecho delantero dentro de la grieta. 18,30 horas Gracias a Dios pudimos sacar el vehículo de la grieta y decidimos pasar la noche en ese lugar ya que era zona muy peligrosa y esperar que el tiempo mejore para buscar un paso y salvar la grieta.

El mal tiempo no nos permitió para armar carpa, así que dormíamos en los vehículos. Ilianes se acomoda en la cabina y yo en la parte trasera, después de tomar algo caliente (sopa y café). Nos encomendamos a Dios (un amigo infaltable de todo patrullero) y nos dormimos, cada cual como pudo, ya que estábamos muy cansados”

26 de agosto, el temporal sigue, parece que esta niña bonita, que se llama Antártida, piensa seguir golpeándonos, por tratar de abandonarla, la abandonamos, es cierto, pero no la olvidamos. Siempre estará en nuestros hermosos recuerdo, como algo importante de nuestras vidas.

27 de agosto: Nos comunicamos con la base, después de 7 días de silencio de radio. 18,30 horas, salimos del cerro Malón, Con la ayuda de Dios, pudimos salvar esa enorme grieta que nos tenía inmovilizados. Millas recorridas 18.326 – rumbo 90º, navegamos con luna llena y viento con nieve de arrastre, se avanza despacio, zona muy peligrosa, 24,00 horas, el viento sopla cada vez más fuerte.

28 agosto: 01,30 horas, detenemos la marcha, imposible seguir estamos en un alto y no podemos orientarnos, escoplamos la zona y se hace muy gravoso en el esfuerzo físico. Nos refugiamos en los vehículos hasta que calme el viento, si es que calma.

Después de comer bastante mal y también mal dormidos, seguimos la marcha a las 08,00 horas y con la luz del día podemos gozar del imponente espectáculo de la Madre Naturaleza, que pone al alcance de nuestras manos, vista y espíritu.

Estamos como a 1.000 mts sobre el nivel del mar, se ve la bahía con todas sus grietas, todas las islas que las circundan, todos los cerros, algunos cubiertos por los hielos eternos. Es hermoso, con lo visto me doy por satisfecho.

Seguimos avanzando, descendiendo una pendiente de 45ª, y ahora recién empieza el baile, las grietas vistas hasta ahora, son un “poroto”, comparadas con estas que tenemos una casi al lado de la otra, cortando el faldeo en forma transversal y de cuatro a seis metros de ancho y a 20 metros una de otra.. Esperemos que los puentes estén sólidos.

Escoplo atado con una gruesa cuerda al vehículo guía, salto, golpeo, y en cada acción me rezo como cincuenta Ave María, (menos mal que la Santa Madre de Dios, siempre me ha dado una mano). Todos están atentos, con los nervio de punta, para actuar en consecuencia.

Siempre pensaba que en el próximo salto pasaba de largo. Para avanzar 8 km. Demoramos como 5 horas. Pasamos un pequeño hoyo y se abre la “madre de todas las Grietas” que pudimos verla, el vehículo de atrás, quedó parado imposibilitado de seguir por el mismo camino, cruzó más a la izquierda.
Cordón Montañoso del Monte Taylor, a mi derecha y hacia abajo, en la proyección de mi sombra se observa un campo de grietas, que fue sorteado con éxito, con destino al refugio Independencia

Seguimos escoplando con este buen amigo topógrafo, y hermano antártico, como siempre lo recuerdo, Silverio Rodríguez, mi querido “Pichichú” para que los vehículos puedan avanzar con margen de seguridad.

El hielo está pelado, no hay nieve y es una cuesta muy pronunciada, cuesta mucho avanzar, ya que nos caemos constantemente. Gracias a “Nuestro Señor” pudimos llegar al refugio “Independencia”, sin problemas, siendo las 13,00 horas del día 28 de agosto. – Millas recorridas 18.345. Sopla un viento muy fuerte.

Luego de descansar y revisar el refugio seguimos para el Refugio General Martín de Güemes, llegando a las 14.15 horas. Millas recorridas 18.366.

Y ahora con la satisfacción del deber cumplido como dice un buen soldado, no distendemos y nos disponemos a bajar los materiales, aparcarlos, acondicionar el refugio, hacer una buena cena (única comida del día del patrullero) y a dormir en cama, después de estar durmiendo a la intemperie cuarenta y cuatro días.”

El cocinero y compañero de carpa, era este buen amigo y leal patrullero, Silverio Rodríguez, No era que supiera cocinar, pero era más atrevido que yo para esos menesteres. Yo, lavaba los platos”.

Los integrantes de la patrulla, continúan hasta el Refugio “General Martín de Güemes”, para completar su plan de observaciones de geodesia astronómica y determinación de otros puntos trigonométricos por medios de mediciones de estrellas en cerros adyacentes de la zona.

Siendo los integrantes de la patrulla en esa segunda oportunidad:

Sargento Primero Edie Daniel Duré – Jefe de Patrulla, Topógrafo.
Sargento Silverio Rodríguez – Topógrafo y
Sargento Conductor Motorista, Mario Alberto Jerez.

Los Sargento Primeros Ángel Matheu y Carlos Illanes, fueron relevados al llegar al Refugio Martín de Güemes, el día 5 de septiembre de 1969



La patrulla regresa a la base de Ejército “Esperanza”
el día 31 de octubre a las 10,00 horas,

Con la satisfacción del Deber Cumplido,

Completando el Sargento Primero de Comunicaciones – Topógrafo –
Edie Daniel Duré
y
el Sargento de Infantería – Topógrafo – Silverio Rodríguez,

“Ciento un día fuera de la misma y con varios kilos de menos”.




















22 de julio – 31 de octubre de 1969

101 día de vivir en armonia con Dios

He querido poner a vuestras consideración esta hermosa experiencia en los Hielos Eternos, para que los ciudadanos de la patria que tengan acceso a este escrito, sepan a los peligros que se ve sometido el Patrullero Antártico del Glorioso Ejército Argentino, cuando forma parte de una patrulla.

Muy Atentamente.

Edie Daniel Duré

Sargento Infante – Topógrafo Silverio Rodríguez y Sargento Primero Cominicaciones – Topógrafo Edie Daniel Duré


Cuando regresé a la Base después de 101 días fuera de la misma, mis amigos, pegaron este recordatorio de afecto, en la puerta de mi dormitorio, que aún mantengo como un sincero recuerdo, de la sana camaraderia que reinaba en esa querida Base.

Seguramente fueron el Sargento Primero de Gendarmería Nacional Alejandro Villa, a quién cariñosamente llamábamos la “Bruja Cachavacha” ¿Porqué habra sido?, El “Black” Héctor Urbano, de la FAA. Meteorologísta, seguro que andaría el Doctor Olcese, un muy buen profesional, y muy buen amigo.

Que de esta forma manifestaban sus alegría por tenernos de vuelta, sano y salvo en la Base.
Por supuesto que Nicolás Suarez, “Suarecito” no sería ajeno, a este presente.

A todos ellos, en la distancia del tiempo, un fuerte y sincero abrazo, que siempre ha permanecido latente en lo más profundo de mi corazón




























Mirando al infinito, mirando el horizonte hacia el norte, tratando de ver a los mios.

Aprovecho para recordar a esos pioneros antárticos que habrieron camino en el Continente Blanco, como el querido y siempre recordado Ramón Oscar Alfonzo , Suboficial Humberto Roberto Carrión, ambos leales amigos y en el Reino del Señor, heroes de la Operación 90°, llegando a la frontera más austral de la Patria el 10 de diciembre de 1965, aproximadamente a las 10,00, integrando la expedición que comandaba el Coronel Leal, en la que se contaba entre otros, mís estimado amigo Topógrafo, Suboficial Mayor Artillero, Adolfo Oscar Moreno.

Al pionero antártico Coronel I D. Oscar Roberto Sosa, que realizó la friolera de más de 7.000 kms en un año, en la mayoría de las veces sin los medios adecuados. Al Capitán Giró Tapper, un verdadero Patrullero antártico, que en todas sus invernadas realizó mas de 18.000 kms, de patrullas y que con su aporte, facilitó el asalto final al Polo Sur, a la Expedición del año 1965.

A mi querido amigo, Suboficial Infante, Topógrafo, Silverio Rodríguez, oriundo de Caucete – San Juan, que según él , San Juan, pertenece a Caucete y éste, es el ombligo del mundo..., con sincero afecto.

A los Suboficiales Carlos llianes y F. Matheu y Mario Gerez, integrantes de la Patrulla, un fuerte abrazo.

La Antártida, sabe del sacrificio de los hombres de nuestro Glorioso Ejército Argentino, ellos crearon Bases y refugios, abrieron nuevas rutas, fundaron un asentamiento humano, tal cual lo deseaba el hacedor de toda la epopeya antártica del Ejército, El General D, Hernan Pujato, en el punto Nro 5 del Plan Antártico, que le supiera presentar al General Perón, en su oportunidad.

Descubrieron nuevos accidentes topógraficos y los bautizaron con nombres argentinos, ante ellos, esa niña bonita que se llama Antártida, se dejó seducir, claro está, poniendo sus reglas de juego, que estos, cumplieron a rajatablas, a pesar de que varios mártires quedaron en el camino, como prenda de amor, custodiando nuestra Inclaudicable Soberanía en el Territorio Antártico Argentino.

Nadie, por más avezado que se crea, puede ignorar esas reglas elementales. Respeto, mucho respeto y así, podrás pegar la vuelta.

No es lavi – listo, pero, esta pilcha, me duró puesta 101 día, y practicamente no se arrugó.
¡¡¡Que tal!!! Pilchas, eran las de antes.

Fuera las bromas, me es grato decirle a Uds. Que haber sido un Patrullero Antártico de mi Glorioso Ejército Argentino, es algo que me llena de un sano orgullo, porque caminar la Antártida, estar en contacto permanente con la naturaleza, haber sentido las caricias gélidas de esa niña cruel y a veces dulce, hace que en el otoño incipiente de mi vida, me sienta reconfortado a pleno.

Haber estado en el Reino de Dios en la Tierra, no es poca cosa.

A Uds, un fuerte y caluroso abrazo en Dios y la Patria

Edie Daniel Duré

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